domingo, 2 de septiembre de 2012

El tiempo.

Y pensar que nuestra vida se limita a unos pocos años de toda la historia, un grano de arena en un mundo entero. Los segundos pasan y por cada uno que pasa más muertos estamos, aunque con los minutos adquirimos experiencia.
Pasan los días y nuestros cuerpos poco a poco se desvanecen, sin saber que el paso de los meses nos hará más inteligentes, más sabios. Luego vienen los años, que se llevan nuestra vida, parece que lento, pero bastante rápido, esos años en los que aprendemos a vivir, cuando el tiempo libre de la sociedad capitalista nos deja.
Estrés, eso que hace que junto a los días, nuestros cuerpos se hagan más viejos, nuestras canas, la caída del pelo, nuestras patas de gallo o nuestras arrugas, arrugas que son nuestras marcas, como las de un soldado en la guerra y su tiznada cara negra, arrugas que nos hacen ser guerreros y creer en nosotros mismos, en salir a comernos el mundo, y no dejar que la vida nos coma a nosotros.
Tiempo y sus consecuencias, 9 meses de alegría o 1 segundo de melancolía, un año lleno de éxitos personales o un año lleno de tristezas insoportables.
Y es que por cada segundo que pasa muere alguien, algo que en un minuto se ve compensado con el nacimiento de alguien nuevo, un día que no nos importe nuestra edad, serán meses de felicidad, quizás años de vida, esa vida que el tiempo nos quita, y a la vez, nos da.